domingo, 30 de septiembre de 2007

ALGO LEJANO A LA FELICIDAD

ALGO LEJANO A LA FELICIDAD

Soy director de cine y estoy a punto de estrenar mi ópera prima.
Mi amigo insistió e insistió para ver el material antes del estreno. Así que lo invité a la primera proyección de la primera copia. Yo buscaba gente con buena onda para superar el trago.
A la salida se produjo, más o menos , el siguiente diálogo.

Salimos, mi amigo, otra amiga, mi hijo de diez años y yo, nos dirigimos a mi auto.
SILENCIO

MI AMIGO
(De la nada)
Lo que no me gustó fue la actuación de la maestra.
(tiene una aparición de 3 minutos)
Y el pibe, Serrucho…flojo. La nena también …¿no?
(Son dos personajes secundarios)
El intercambio de composiciones funciona bien eh.
(El intercambio de composiciones me lo propuso él cuando le di a leer el libro)
Pero la relación entre la madre y el pibe funciona.
El pibe es lejos el mejor de todos.
(Con intención de : el único que vale la pena)

YO
La actriz también está muy bien.

MI AMIGO
Puede ser.
Y lo de la máquina de bordar, tendrías que haberlo aprovechado más como motivo.

PIENSO:
Para ponerla más tenía que empezar cuando el espectador sale de la casa, y terminar cuando llega de vuelta.

YO
¿Vamos a tomar un café?

MI AMIGO
No, tengo una cena.
(Se baja)

PIENSO:
Esto sí que es algo lejano a la felicidad.

BESOS, POR CLAUDIO PENSO



Siempre el amor
Viene de otros tiempos...
Y por esto el verdadero amor
Es inexorable.

Y cuando los amantes se reencuentran
Después de un largo viaje.
Se reconocen lentamente,
Como si todo hubiera permanecido
Latiendo suavemente.

Y entonces,
El primer beso,
Se da con los ojos,
Y después, con los labios...

viernes, 28 de septiembre de 2007

CADA UNO (fotos de GONZALO THOMAS - poema de Gonzalez Amer)



caminé lugares sin huella y no lo toleraron
¿quiénes? Me preguntó
los que habitan las huellas

ellos desconocen la senda dorada
la pegoteada en las suelas de tus zapatillas

me quité la zapatilla, dije:
tiene olor a mierda
sí ¿y? A mierda de perro

pensé que caminaba sobre las aguas de un amanecer dorado
y bueno, cada uno cree lo que quiere

DORADO 2

DORADO 3

miércoles, 26 de septiembre de 2007

DIEGUILLO FERNANDEZ



Poeta, cineasta, dibujante, profesor de guión en la UBA y de otras materias en la ESCUELA PROFESIONAL DE CINE ELISEO SUBIELA.
Escribimos juntos LOS MONOS NUNCA MIENTEN que fue calificada de interés por el INCAA y la va a dirigir este año.
También colaboró en la escritura de EL INFINITO SIN ESTRELLAS, más que eso, fue motor entusiasta desde que se lo di a leer como un proyecto de cortometraje.
Filmó el multipremiado cortometraje RATAS, que en cierto sentido les presento:
¡Ratas! (1996) cortometraje
Dirección: Dieguillo Fernández y Diego Sabanés
Guión: Dieguillo Fernández y Diego Sabanés

Un vecino nuevo llega al edificio con una valija extraña. No recibe visitas ni habla con nadie, pero una luz relampaguea bajo su puerta. Sólo Lila conoce su secreto: ella lo espía desde su ventana y cada noche comparten el ritual. Los vecinos están asustados: ruidos misteriosos invaden el edificio. Hay que llamar al fumigador.

En fin. A continuación, dibujos y poemas del multiartista Dieguillo:

CLAVO (por Dieguillo Fernandez)

SEGUIMOS...

MAS DIEGUILLO

y mas...

martes, 25 de septiembre de 2007

¿DE QUIEN ES EL PORTALIGAS?



La diferencia que hay entre hacer una película o criticarla, es equivalente a la que hay entre escalar una montaña o mirar su fotografía. Y cuando una película está hecha con el respeto y las ganas que puso Fito, mucho peor. Por eso, con todo el respeto del mundo, me gustaría decir lo siguiente:
Los rubros técnicos: sonido, fotografía, arte, puesta de cámara, impecables, pero lamentablemente no alcanza. Yo creo que una comedia disparatada también debe algo a la verosimilitud, tiene que ser creíble y justificada, de lo contrario uno no ve una historia, no ve un relato, todo el tiempo ve una película. A esto sumadas las actuaciones indefendibles, como si los actores se hubieran divertido muchísimo, pero a expensas del aburrimiento del espectador. Uno le pone fichas a Fito Paez porque tiene mucha garra, cuando encuentre el guión o el guionista adecuado, y la dirección de actores tome otro rumbo, nos va a sorprender a todos con una muy buena película. Alguno podrá decir ¿y vos quién te creés que sos? Pero bueno, lo dije al principio: criticar es más fácil que hacer.

ROMA



Estoy viendo la segunda temporada. Es adictiva, espectacular, no puedo parar de verla. Los actores provienen del teatro inglés, la tensión dramática no afloja nunca y desborda sensualidad por los cuatro costados: la luz, el vestuario, las escenas sutilmente eróticas y las no tan sutiles.
Las historias de los soldados LUCIO VORENO y TITO PULLO van ganando espacio en la serie a medida que avanza, y llega un momento en que uno quiere quedarse sólo con lo que le pasa a ellos más allá de todas las luchas entre todos los Césares y pretendientes al trono.
La recomiendo con todas mis ganas.

lunes, 24 de septiembre de 2007

LA MANCHA SOLAR - SEGUNDA ENTREGA - SEGUNDO CAPITULO


Giré mal. Miré hacia la derecha, no había nada, no había nadie, y viré hacia la izquierda distraído y apurado. De pronto, un golpe, ruido de chapa que se hunde, como si hubiera chocado contra un árbol. De pronto. Todo ocurre de pronto. Si no fuera así la realidad te enviaría un telegrama colacionado cada mañana, una carta documento anunciando los acontecimientos del día, con horas y minutos, con precisión de segundos, de lo contrario ya no sería de pronto. Diríamos: Tal como estaba previsto, doblé excitado por esa puta adolescente empecinada en mostrarme sus tetas. Pero si hubiera recibido el hipotético telegrama colacionado ¿Hubiera salido de casa esa mañana?
Si hay hombre o mujer entre los presentes capaz de declararme culpable que tire la primera piedra. Ahí estaba yo, al volante de mi camioneta, con una nena de quince años mostrándome las tetas, un segundo antes del impacto.
Despreciable, abominable. Como si los adjetivos me pusieran a salvo de mi responsabilidad. Vivir en carne propia la cruel e imprescindible intransferencia del ser, una de las condiciones básicas para la supervivencia de la raza humana, pero sobre todo, para la supervivencia de las clases pudientes de las sociedades en que se organiza la raza humana. La intransferencia del ser es el último bastión de lucha contra los desposeídos: ser cada uno, ontológicamente, lo que le tocó ser en ese misterioso, inequívoco y nada equitativo reparto de destinos.
Alguna vez leí que antes de nacer tenemos la oportunidad de elegir a nuestros futuros padres como en una galería, una especie de shopping prenatal. Tal vez funcione como funcionan las zonas rojas de los países nórdicos, los padres se encuentran en las vidrieras amándose tiernamente o arrojándose muebles por la cabeza y uno, puro espíritu, ávido de redimir cuanta culpa sobrelleve de las vidas pasadas, o ávido por desquitar todo el sufrimiento acumulado desde que dejó de ser nada, selecciona en el menú el hogar o el antro en el cual desarrollará los próximos setenta, ochenta, cien años de una existencia tan eterna como improbable. No lo leí en un libro, me lo dijo mi analista, Ruth, la enésima vez que de manera infantil y patética me quejé de los padres que me tocaron en suerte. ¿Y para qué elegiste esos padres? Me preguntó, y me dejó con la boca abierta. Elegiste esos padres, me recriminó, porque eran unos pobres obreros, no creíste que estuvieran a tu altura y decidiste hacerles sus vidas imposibles. Me imagino a ese pobre diablo empleado de un almacén de barrio frente a un hijo como vos, ¿qué podía hacer sino molerte a golpes? ¿Y tu madre? Esa que lo único que hacía era rogarle que no te machucara la cabeza ¿qué más podías pedirle a ella? Así actuaba yo, como un ser manipulador y exigente, para hacerles las vidas imposibles.
Pero tengo que volver a este día, anteúltimo de marzo, el día postrero existencias que se desbaratan para siempre. La mujer aplastada contra el piso. Aplastada por mí. ¿Quién era yo? Es hora de preguntarse.
Ayer me acosté con un travesti, desafié a Ruth, un poco para molestarla y otro poco para vengarme. Pagué doscientos pesos. La tuve como mujer y la tuve como hombre. Usaba anteojitos de intelectual para que los vecinos no lo reconocieran en los ascensores. Era una hembra de la que cualquier macho podría enamorarse, pero en la cama le gustaba jugar a la violación. Dale que sos mi padrastro y tengo doce años y me resisto. ¡No papá No! Ruth me miró en silencio. Lo encontré en Internet. Cuando salí del departamento pensé que con las mismas manos iba a acariciar a mis hijos, con la misma boca iba a besarlos. Estaba asqueado de mí. Como ahora, con la mujer desmayada a mis pies, con la cabeza medio hundida en el agua de la cuneta.
¿Y? Me preguntó Ruth, ¿Creés que ese es un verdadero conflicto?¿Querés asustarme? Te sentís el centro del universo, pero Galileo vivió hace ya unos cuantos siglos. Galileo no dijo nada que tuviera que ver conmigo. Faltaría más, pero es lo mismo, si captás la metáfora. Y se ríe. La risa de Ruth es una bendición, creo que me analizaba con ella nada más que para verla reír. La veía reírse con tantas ganas a sus setenta y siete años que nunca me animé a decirle que me sentía viejo, si el tiempo pasa para todos ¿o no? Entonces me contó un chiste de judíos:
Iban seis judíos en un bote salvavidas de madera luego de un naufragio, avanzaban penosamente en pleno océano y uno de ellos, en medio de la ansiedad, perforaba el fondo de la nave con una cortaplumas. Cuando el agua comenzó a inundar el bote a chorros a través del agujero, los otros cinco lo miraron como para comérselo, situación ante la cual el perforador reaccionó con un:
¨ ¿Qué miran? Es ¨ mi ¨ lugar.
- Bueno - me dice –el del cortaplumas sos vos.
Ruth por supuesto es judía, y hasta escapó del holocausto, por lo cual no puede ser acusada de antisemita.
Me reí del chiste pero le dije que me sentía desahuciado, que las mentiras sobre las que había construido mi vida pugnaban por salir a la superficie. Ella se sentó en su computadora, se conectó en Internet y buscó mi carta astral. Como lo imaginaba, exclamó: Plutón está en Sagitario, no hay nada que hacer. Va a salir todo lo que tenga que salir, va a ocurrir todo lo que tenga que ocurrir. Como una pústula, como el irrefrenable flujo de hormonas de la adolescencia. No quiero parecer una bruja o un hada, pero según lo que veo en la pantalla llegó el momento de algo, vos tendrás que averiguar el momento de qué.

viernes, 21 de septiembre de 2007

GORDA NAVIDAD (cuento)


Desde tiempos inmemoriales, a fines de diciembre de todos los años llevamos a cabo nuestro método para determinar, entre todos los jóvenes de dieciocho años, quienes se convierten en Dirigentes y quienes en Eunucos: la ceremonia se llama : ¨ La Prueba de Navidad ¨.
Evento fundamental entre los festejos de fin de año es, en rigor de verdad, el acontecimiento más importante para hombres y mujeres de nuestra comunidad. A causa o a pesar de esto, en las escuelas, en las reparticiones oficiales, en los espacios públicos, en los hogares, y ni que hablar de las iglesias ni de las milicias, no se permiten comentarios ni especulaciones sobre el tema.
En secreto, todos quisiéramos hablar, y entre los que más quisieran hablar se encuentran los adolescentes. Me recuerdo durante toda la secundaria, fumando en los baños mientras imaginábamos una y mil estrategias para superar La Prueba.
Nadie sabía en qué consistía, pero creíamos saberlo: había que hacerle el amor a la Gorda Navidad; los que lo lograban eran declarados Dirigentes, y los que no, eran convertidos en Eunucos.
La Gorda Navidad era una mujer de doscientos kilos, alimentada por la fuerza con una dieta a base de carne de cerdo e hígado de ganso. Convicta peligrosa de la cárcel de mujeres, era elegida según los antecedentes más oscuros. Y amarrada al catre de su celda, se decía, aguardaba con voracidad el día de la Prueba.
Imposible conciliar el sueño desde seis meses antes de afrontar la Prueba; buscábamos alguna referencia, datos perdidos que sirvieran de ayuda o de consuelo. Yo, al único que podía sonsacarle alguna información de dudosa utilidad era al sodero, quien, como buen Eunuco, se quebraba en un lamentable ataque de llanto apenas promediaba el relato sobre el día de su Prueba.
En cuanto a mi propio día, recuerdo un portón enrejado y brillante, pasillos largos con mosaicos de dos colores y la fila de muchachos aterrados bajo vigilancia de guardiacárceles, todas mujeres armadas con machetes de porcelana.
Al fondo del pasillo, en el centro, se encontraba la celda de la Gorda Navidad. A la derecha, el quirófano, y a la izquierda, la Sala de Declaración. La operatoria era rápida y eficaz.
Llegó mi turno. Cuando ingresé a la celda arrastraban a mi predecesor hacia el lado del quirófano. Me ordenaron que me bajara los pantalones y los calzoncillos. Para ganar algo de tiempo pedí permiso para desnudarme por completo, pero me lo negaron.
Caminé unos pasos con pantalones y calzoncillos enredados a la altura de mis tobillos, hasta que, bajo un chorro de luz arremolinada, pude verla: desnuda, amoratada, hundida en un vaho con olor a frutillas con crema; una niña raquítica y quebradiza, casi un esqueleto de vientre voluminoso y brillante coronado por una hernia de ombligo. Pezones puntiagudos, ojos azules y redondos de expresión cruel, lasciva, y hasta divertida.
Abrió las piernas, tendió sus brazos hacia mí y sacó su lengua pastosa surcada por una especie de “Y” griega muy profunda. No habló, pero oí su voz exigiéndome que la penetrara.
Intenté hacerlo. Ella me lamía las orejas y me pasaba las manos por las nalgas mientras se reía con deseo desesperado. Cuando sonó la chicharra y una voz impersonal me anunció que había terminado mi turno, yo ya había desistido de lograrlo.
Entonces, la misma voz impersonal le ordenó a la Gorda Navidad que diera su veredicto, y ella, con expresión triste y dolida, levantó su mano derecha con el pulgar señalando hacia lo alto.
Fui conducido hasta la sala de Declaración y ante toda mi familia y todos los funcionarios de alto rango. Fue ahí que me entregaron mi diploma de Dirigente.
Brindamos con sidra; comimos nueces, higos secos y turrones.
Nunca supe (creo que jamás llegaré a saberlo) porqué la Gorda Navidad alzó su pulgar en mi favor. Puede ser que yo le hubiera gustado, o al contrario, que sintiera conmiseración por mi aspecto lastimoso. Me pregunto: ¿por qué yo?, cuando ese día convirtieron en Eunucos a cientos de camaradas.
No es improbable que mi familia haya comprado a algún funcionario corrupto mi diploma de Dirigente. A veces mi padre me mira (o a mí me parece que me mira) con cierto aire de desprecio. Su mirada que aparenta decir “Ni pienses que la Gorda Navidad recibió algún beneficio, porque ni siquiera sobrevivió”.
Y yo sigo aquí, en mi carácter de Dirigente, como si hubiera hecho algo para merecerlo.

jueves, 20 de septiembre de 2007

POR ESO




Mis huesos hierven
Mi carne resiste
Pero mis huesos hierven
Y en la tele dicen que hace frío

Si estuvieras aquí
Mis huesos quemarían tu existencia
Y huirías de mí

Por eso
Sólo por eso
Mis huesos hierven

Mis uñas
Quieren saltarse de mis dedos
Mis ojos
Quieren saltarse de mis órbitas

Si estuvieras aquí
Sería ese monstruo sin uñas y sin ojos
Un monstruo de cuencas

Por eso
Sólo por eso

PARA ALQUILAR



ROMA, PRIMERA TEMPORADA, no está a la altura de LOS SOPRANO , pero no te vas a aburrir mirándola. Para quedarse hasta las dos o tres de la mañana frente a la tele.
Los personajes de los pretorianos en la intimidad y con todos sus conflictos están geniales. Toda una lección de cine en cuanto a subtramas y personajes secundarios.

LA MANCHA SOLAR - NOVELA CORTA POR ENTREGAS CAPITULO 1

LA MANCHA SOLAR es mi última novela, quedó a mitad de camino entre cuento largo y novela corta, un género bastante difícil de vender. Para los que tengan ganas de seguirla, la paso por entregas.

LA MANCHA SOLAR - NOVELA CORTA POR ENTREGAS CAPITULO 1



Sus manos tiemblan, y un hombre deja de ser un hombre cuando sus manos tiemblan. Se convierte en niño, en víctima, en presa, en hoja, en pétalo, en grano de arena o hasta en un monstruo podría convertirse, asqueado de sí mismo, harto de su propio furor, de sus propias lágrimas. De frente y de pie ante la mujer que yace tirada, esparcida en la calle como una bolsa de legumbre.
Es la hora de la nada, la hora del limbo, ni antes ni después del almuerzo, ni antes ni después de la siesta. Es la hora de la opresión generalizada, cuando los que tienen trabajo se quejan de tenerlo y los que carecen de él lamentan su desamparo. La hora del vacío de estómago, la hora en que se le dice al amante Voy para allá amor mío, la hora en que se le dice al amante Hoy es el fin de lo nuestro.
Como el zumbido miles de colmenas se oye lejano el bramido de la avenida, los colectivos horadando la persistente y endemoniada resistencia del asfalto. A unas pocas cuadras. Aquí, la posición de la mujer con elocuencia de pictograma expresa que no tiene vida o que su vida permanece guardada, recogida, sobrecogida. Su vida está rota, su cuerpo está desarticulado, habrá que reordenar y recomponer para evaluar la magnitud del desastre. Es un rompecabezas esta mujer, es un crustáceo y su lomo curvo un escudo para que la muerte, o sea yo, el hombre que acaba de atropellarla con su camioneta, con mi camioneta, el hombre que acaba de arrojarla contra el cordón de la vereda, no se la lleve de este mundo, o no se la lleve para el otro lado de este mundo.
El tiempo no transcurre. No es. Debería tomar entre mis brazos a esta mujer joven y frágil; esta muchacha con delator aspecto de profesora de filosofía, de sociología, o de cualquiera de las ciencias sociales que se oponen a esto, a que andemos atropellando gente por la calle, porque no todas las disciplinas en el histérico tiempo presente se oponen a que nos matemos los unos a los otros.
Todo es tan inmóvil que de verdad asusta. Mi vida su vida tu vida Tomás se había desacelerado hasta esa proximidad, esa vecindad alienante con la desintegración, la descomposición definitiva. Me sentía en un puño, en un botón. ¿Qué otra cosa somos en cada momento sino un punto por el que pasan infinitas rectas? Infinitas e indefinibles, como la guerra juzgada por un combatiente en pleno campo de batalla.

El día es pastoso, húmedo, el sol del mediodía perfora existencias, las derrite. Te pasás la mano por la frente, la escurrís como si estuvieras recién bañado, una ducha tibia con tu propio sudor y la camisa se adhiere a tu espalda y tus zapatillas hierven, todo parece fundirse, vibrar, estás parado sobre la chimenea de un volcán, el magma puja por salir a la superficie. Miraste a la mujer: su trajecito gris, la boina roja, el brazo inerte rematado por una manita de niña que colgaba delicada sobre el primer tramo de la vereda, a pocos centímetros del cordón; los ojos cerrados, la respiración ausente, el hematoma que tomaba parte de su oreja derecha y deformaba todo el rostro en una mueca que era de dolor y asombro, pero parecía de burla.
Ningún vecino acude, ningún automovilista. Una pareja que conversaba en la puerta de un inquilinato ha abandonado la charla para husmear el accidente desde su puesto de cotorreo, pero nada más que eso. ¿qué estarán pensando? Que se la lleve de una vez por todas, que la ayude o la guarde en el ropero de su casa, que se haga cargo de la parte exacta que ocupa ese cuerpito frágil de mujer de no más de treinta años, no más de cuarenta y cinco kilos. Que la abrace, la quiera, la sacuda. Que le haga respiración artificial, acaricie sus miembros desarticulados. Que le bese las manos y le pida perdón de rodillas, la hunda en sus bolsillos para devolverla a la vida en un quirófano blanco, aséptico, iluminado con una luz taladrante, una luz perniciosa. Que ahueque sus manos y la recoja como quien recoge agua del arroyo para arrojarla por los aires como si se tratara de un ave herida, un pájaro con deseos de volar hasta la rama más alta del monte.

miércoles, 12 de septiembre de 2007

UN CUENTO DE ROSANA LUC GUTIERREZ


Mi ilustración: Gari Olman se la come
EL RULERO DE LA TOCA

A la Señora de Nosocomio Fernández le robaron el rulero de la toca.
Enseguida sospechó de la chica de la limpieza, cosa bastante posible: es vox populi que las chicas de la limpieza son quienes roban cosas, rompen vasos, platos y otros utensilios pertenecientes a la vajilla de los hogares y son seducidas por “los señoritos” de las casas, la mayor parte de las veces.
Pero algo no le cerraba a la Señora de Nosocomio Fernández. Fundamentalmente el hecho de que ella no contaba con servicio doméstico. Entonces decidió contratar una sirvienta.
Entre cuatro postulantes eligió a la que tenía el cabello más crespo y le cobraba menos.
Al segundo día de tenerla trabajando con ella notó que la chica de la limpieza tenía sus bucles un poco más deshechos. Siguió observándola con atención y según pasaban los días la muchacha fue presentando una cabellera cada vez más lacia, hasta que finalmente la señora de Nosocomio Fernández no tuvo duda alguna: la chica de la limpieza le había robado el rulero de la toca. Inmediatamente llamó a la policía y al cabo de ocho horas llegaron a su domicilio cuatro agentes uniformados y uno de civil. Este último, el Inspector Suárez, era conocido por resolver los casos más difíciles y enseguida ordenó allanar el dormitorio de la chica de la limpieza, que en realidad no era un dormitorio sino una pileta de natación en desuso que ella había decorado amorosamente con pósters de Julio Iglesias y Sabú.
Los cuatro agentes uniformados buscaron el rulero infructuosamente. En cambio encontraron anillos de rubíes, collares de diamantes, relojes Rolex de oro, 2 kg de cocaína sin cortar y una valija con medio millón de dólares. Pero como ése no era el tema por el cual los habían convocado, acomodaron todo y se fueron, no sin antes hacer firmar un acta donde la Señora de Nosocomio Fernández declinaba la denuncia sobre la chica de la limpieza y prometía no volver a romper las bolas por pavadas.
La mujer estaba realmente indignada, nada salía según la lógica imperante en su cabeza… y el rulero no aparecía.
Increpó a la chica de la limpieza mientras ésta cocinaba un arroz con estofado. Intentó sacarle información, de mentira a verdad, haciendo preguntas capciosas como, por ejemplo, si entre sus ancestros había alguna persona de origen africano, a lo que ella contestaba que no, que ellos eran todos paraguayos, mientras le ponía sal al guiso y revolvía para que el arroz no se pegara.
La señora de Nosocomio Fernández decidió entonces contratar a un detective privado que, disfrazado de jardinero, no perdería pisada que la chica de la limpieza diese.
Gari Olman, el seudo jardinero, al ver a la chica de la limpieza sintió unas raras palpitaciones, comenzó a sudar y a secretar más mucosidad de la habitual. Se limpió la nariz y supo que se había enamorado de ella. Renunció al contrato establecido anteriormente con la Señora de Nosocomio Fernández, y le propuso matrimonio (a la empleada doméstica).
La muchacha dudó porque no lo conocía lo suficiente, pero a los dos días aceptó.
Cuando se despidió de la señora de Nosocomio Fernández ésta pudo ver a través de la hendija del bolso de la muchacha, que estaba semiabierto, un objeto plástico, cilíndrico, cuadriculado y de color rosado muy parecido a su rulero de la toca.
Pero no hizo nada por recuperarlo.
Abatida, se sentó en su sofá preferido y prendió el televisor.

martes, 11 de septiembre de 2007

TODO LO QUE BUSCAS

poema de Ivana Nazareno
Mi ilustración: Mujer es tú música





Ancestral como el pasado y la nostalgia
Inundaba el pasaje de mi infancia
Tanto que se entrometió en mi habitación.
Entonces Brad Desencantó la vista
“NENA no esperaba esto de vos”.
Yo no lloré, no quería ni podía
Solo existía mi mente y su redención.
Con todos y con nadie ,la ausencia era yo.

Después viví en una escalera sin destino
Era giratoria como mi voz
Pendía de un hilo de cobre
No de oro, de mi oro NO!
Al descender encontré una mano amiga,
un cuerpo pequeño, una mirada eterna
y tu canción.
No seas Charly me dijo Fito
Y comprendí que ya no tengo mis trucos
Sino una ilusión.

Te conocí como al pasar
Te percibí frágil de casualidad,
Todo lo que buscas
Siempre estuvo en vos….
…Aun con tus sentimientos detenidos en Background

LA SEÑAL

AYER VI -LA SEÑAL- EN LA PREMIER

RICARDO DARIN ES UN GRAN ACTOR Y UN GRAN TIPO, POR LO QUE SE LEE EN LOS REPORTAJES. EDUARDO MIGNONA FUE UN GRAN DIRECTOR, CON PELICULAS INCREIBLEMENTE BUENAS, GUIONES SOLIDOS.

Por eso, duele decir que este no es el caso, y que LA SEÑAL es una película que hace agua por todos lados.
Lo único, lo mejor, es la fotografía.
El guión, las actuaciones, la puesta de cámara, la idea en si, es demaasiado pobre para tanto dinero invertido.

Me gustaría que quede abierta la discusión para quienes la vean y tengan ganas.

VIOLACION DE DOMICILIO



Violación de domicilio (Breaking And Entering)

TÍTULO ORIGINAL: Breaking And Entering
ORÍGEN: USA
GÉNERO: Drama
IDIOMA ORIGINAL: Inglés
DIRECTOR: Anthony Minghella
ACTORES: Juliette Bionche, Jude Law, Robin Wright Penn, Vera Farmiga, Martin Freeman, Ray Winstone, Mark Benton
CALIFICACIÓN: Apta para mayores de 13 años
DISTRIBUIDORA: BVI
AÑO: 2007
DURACIÓN: 117 minutos
ESTRENO EN ARGENTINA: Jan, 2007

Sinopsis
Historia de un dispar grupo de londinenses. Algunos llevan tiempo en la ciudad y otros acaban de llegar y sus vidas se cruzarán en King's Cross, en pleno centro de la ciudad. Cuando a un arquitecto paisajista le roban repetidas veces en sus modernísimas oficinas situadas en una zona poco recomendable de la ciudad, sus investigaciones le empujan a salir de la seguridad del círculo familiar.

Es una muy buena opción para alquilar en el video.

YO SOY LA MOROCHA



Juliette Binoche
Nacimiento 9 de marzo de 1964 (43 años)
París, Francia
Otros nombres La Binoche
Ficha en IMDb
[mostrar]Premios



Juliette Binoche (n. París, 9 de marzo de 1964) es una actriz francesa ganadora de un premio Oscar.
Es hija de un director de teatro y escultor, y de una actriz. Realizó sus estudios de interpretación en la Escuela de Arte Dramático de París y, tras su graduación, se inició en el teatro. Su debut en el cine fue a los 20 años, en el film Les Nanas (1984).
Un año después el director Jean-Luc Godard, le dio la oportunidad de protagonizar la película Yo te saludo, María (Je vous salue, Marie, 1985), haciendo de Virgen María. Aunque la fama internacional le llegaría en su próximo film, Apasionados (Rendez-vous, 1985), protagonizándolo junto a Lambert Wilson.
Tras este film vinieron Malasangre (Mauvais sang, 1986), de Leos Carax, haciendo una excelente actuación y Los amantes del Pont-Neuf (Les amants du Pont.-Neuf,1991), del mismo director. La insoportable levedad del ser (The Unbearable Lightness of Being, 1988), de Philip Kaufman y cuatro años después interpretó Una vez en la vida (Damage, 1992), junto a Jeremy Irons, y coprotagonizó con Ralph Fiennes Cumbres borrascosas (Wuthering Heights, 1992).
Posteriormente, trabajó en la famosa trilogía de los colores del polaco Krzysztof Kieslowski. Fue protagonista de Blue (Trois couleurs: Bleu, 1993) y apareció en papeles en Rouge (Trois couleurs: Rouge, 1994) y Blanc (Trois couleurs: Blanc, 1994).
Fue galardonada con un Oscar de Hollywood por su interpretación en El paciente inglés (The English Patient, 1996), de nuevo junto a Ralph Fiennes.
Le siguen Un diván en Nueva York (Un divan a New York, 1996), junto a William Hurt, Téchiné en Alice et Martin (1998) y Los amantes del siglo (Les Enfants du siecle), en la cual interpreta a la polémica escritora George Sand.
Fue nominada nuevamente al Oscar por Chocolat (2000, interpretada junto a Johnny Depp).
Juliette nunca se ha casado aunque tiene dos hijos. Un niño con Andre Halle y una niña con el actor francés Benoît Magimel, con quien vive actualmente. Se la relacionó sentimentalmente con el Director Leos Carax, y vivió un tiempo con el también actor Olivier Martínez.

lunes, 10 de septiembre de 2007

PARA QUIENES NO LA VIERON




TESIS, LA PRIMERA PELICULA DE ALEJANDRO AMENABAR (ABRE LOS OJOS)

"Tesis", es un más que interesante comienzo para un director novato que cosechó elogios en todos los lugares en que fue exhibido el film.

Es una realización española, y casi un leve indicio de descreimiento se cuela junto a nuestros pensamientos antes de que comience. Todo lo ibérico nos "suena" a Almodovar. Afortunadamente, no todo está cortado con la misma tijera. A medida que avanzan los minutos, Amenabar nos logra introducir en su historia de una forma sutil pero definitiva. Pocas veces se ha visto, al menos por estas latitudes, una película que hable del "Snuff" (género fílmico que registra imágenes de aunténtica violencia, e incluso muerte; "Videodrome" de David Cronenberg, es un ejemplo también interesante) de una manera tan cercana a nuestros intereses comunes de sociedad tradicional.

Una estudiante curiosa (Ana Torrent), decide basar su tesis en la violencia. Para realizar un estudio profundo considera apropiado ver alguna película de violencia extrema. Le pide ayuda a su profesor guía, que tiene acceso sin restricción a la filmoteca de la facultad, y a un estudiante marginal, llamado Chela (Fele Martínez) que es un experto en los temas sangrientos. Todo se complica cuando su profesor muere debido al fuerte contenido de una de las cintas que él había extraido de la filmoteca para ella. Amenabar nos tira pistas falsas, pero siempre lo hace sin mala intención. Lo inminente, lo obvio, lo burdo y lo fácil, se diluyen por completo cuando nos enfrentamos a una estructura coherente y creíble. Nos pasea por las posibilidades más variadas para resolver la encrucijada. Y no tenemos cómo evitarlo. Es por eso, que la película se mantiene a flote y llega a buen puerto.

Aparentemente, su segunda realización "Abre los ojos" de 1997, aún no estrenada en Argentina, es mucho más sólida que Tesis. Será que estamos presenciando el crecimiento de un realizador "de cepa"?. Sinceramente, eso esperamos!
Andrés San Martín
"Tesis"
España, 1996, 125'
Dirección
Alejandro Amenábar
Guión:
Alejandro Amenábar, Mateo Gil
Protagonistas:
Ana Torrent, Fele Martínez, Eduardo Noriega, Rosa Campillo


--------------
Tesis (1996) de Alejandro Amenabar

TESIS (1996)

Director: Alejandro Amenábar.
Intérpretes: Ana Torrent, Fele Martínez, Eduardo Noriega, Xavier Elorriaga.

Ángela (Ana Torrent) se encuentra preparando una tesis sobre la violencia audiovisual, para ello contará con la ayuda su profesor (Miguel Picazo) y de Chema (Fele Martínez), un fanático de las películas gore.
La profundización en la materia le conducirá a enfrentarse con terribles sucesos.

La película debut de Alejandro Amenábar, producida por José Luis Cuerda (que sale brevemente en el film como maestro universitario), es una propuesta plausible de acometer un género tan difícil como es el thriller psicológico.

Los mecanismos de intriga que utiliza Amenábar logran trasmitir la desazón inherente al asunto desarrollado y a las situaciones derivadas de la acción de su protagonista, elevándose por encima del simple "whodunit" con un planteamiento sugerente y astutos giros en una trama interesante y bien definida.

Ana Torrent y Fele Martínez cumplen a la perfección con su trabajo interpretativo. En cambio, Eduardo Noriega supone un gran lastre para el conjunto del film, debido a sus escasos recursos expresivos.

El morbo que todo ser humano tiene sobre lo prohibido, el regocijo soterrado del hombre por el mal y el dolor ajeno ejemplificado en la virulencia de las snuff movies (películas de violencia y asesinatos reales que constituyen un lucrativo comercio ilegal) sirven a Amenábar para establecer una crítica dócil al regusto por la vehemencia en la sociedad y en su más fiel testimonio, la televisión.

"Tesis", título que denota un útil dominio del suspense así como del tempo cinematográfico, es un esperanzador inicio para un director con saludables ideas y mucha cinefilia.


Alejandro Amenábar, acertado creador de suspense nos relata una historia o fenomeno social conocido como el snuff o cine en el que se se llevan a cabo asesinatos reales o situaciones de extrema violencia o pornograficas.
Buenas caracterizaciones por parte de Fele Martínez y Ana Torrent, la trama es muy envolvente y hace preguntar al espectador: ¿quien hizo todo esto?.
Buena construccion de personajes, que se van convirtiendo en sospechosos uno a uno de una asustada Angela (Ana Torrent). Buena musica, buena historia y guion, buen comienzo para Amenábar.

domingo, 9 de septiembre de 2007

EL ANSIA




PARA QUIENES NO VIERON ESTA PELICULA, ES UNA DE LAS BUENAS DE VAMPIROS. YO NO LA HABIA VISTO Y ME FASCINO. ADEMAS PUEDEN DISFRUTAR DE EXCELENTES ESCENAS EROTICAS ENTRE CATHERINE DENEUVE Y SUSAN SARANDON EN SUS BUENAS EPOCAS, QUE NO ES POCA COSA.


he hunger, EE.UU., 1983
Género: Terror
Director / Autor: Tony Scott
Elenco: Catherine Deneuve, David Bowie, Susan Sarandon.

Sinopsis: John (Bowie) y Miriam (Deneuve) Blaylock son una sexy y sofisticada pareja europea que se ha instalado en Manhattan. Seductores infalibles, recorren juntos los clubes neoyorkinos en busca del alimento que sacia su especial apetito.
Son vampiros, pero no son iguales. En The Hunger, la condición de Miriam es la del vampiro original. La inmortalidad y la juventud eterna provienen de su sangre. En cambio, sus amantes, devenidos en vampiros por la mezcla de su sangre humana con la de ella, gozan de la inmortalidad y de una larga, pero no eterna, juventud.
John es el último de los amantes de Miriam. Se han conocido hace tan sólo unos siglos y el amor que los une sigue fuerte y fogoso como el primer día. Sin embargo, lo inevitable viene a trastocar su exquisita existencia: la juventud de John manifiesta sus restricciones. Su cuerpo muestra los primeros signos de un envejecimiento vertiginoso. Desesperado, acude a la Dra. Roberts (Sarandon), una investigadora que busca invertir el proceso de envejecimiento de las células. Miriam también acude a ella, pero persiguiendo otra meta.

Crítica: Basada en la novela homónima de Whitley Strieber, la película es subestimada por algunos y erguida como objeto de culto por otros. Ambas posturas pueden fundamentarse sólidamente. La originalidad argumental y la escasez de sangre, tratándose de una película de vampiros, defrauda a los amantes del terror gore en cualquiera de sus variedades. Sin embargo, el atractivo visual, el logrado ritmo lento, las escenas hipnóticas y la combinación de la estética de comienzos de los ochenta con una atmósfera gótica sostienen la atención de los espectadores con pretensiones menos circunscriptas y aún de aquellos que no gustan del género. El castillo medieval es reemplazado por una lujosa mansión metropolitana cuyo interior puede concebirse dentro del gótico:
incontables habitaciones finamente decoradas, oscuras y colmadas de secretos la componen. Al pasar su umbral los ruidos de la ciudad quedan silenciados por el canto de los pájaros del jardín o la música a la que se consagran los vampiros: Bach, Delibes.
La perspectiva de la película invierte el eje tradicional y pone el acento en los amates del vampiro, en la relación que los une y en el desasosiego producido por la inmortalidad sin juventud eterna. El vampiro, signo de una sexualidad transgresora, seductor implacable y apasionado, se muestra aquí como un ser angustiado y melancólico. La dirección de Tony Scott intensifica la atmósfera y, junto con la elogiable interpretación de Bowie, el nuevo punto de vista sobre el vampiro trastoca todas las convenciones. La película se destaca por su exquisita fotografía y su montaje, ya que ambos, a pesar de los años y la técnica, no han perdido vigencia ni efectismo.
Además, la novedad argumental abre nuevos caminos para pensar la condición del vampiro; por ejemplo, a partir del final de la Dra. Roberts o de la actitud de Miriam, quien conoce el destino de sus amantes y sin embargo los condena por su propio amor. The Hunger (el hambre, el apetito) se refiere a mucho más que a la necesidad imperiosa de consumir sangre para mantener la fuerza vital, también describe la lucha contra la soledad, la búsqueda del amor inmortalmente joven y la condena de la eterna vejez.
Estética y técnicamente impecable y de un erotismo sofisticado, constituye un aporte inusual y fascinante al universo vampírico.

LAS OBRAS DE ARTE COMO HIJOS



A CONTINUACION, PARTE DE UN TEXTO QUE ESTOY ESCRIBIENDO EN BASE A MIS TALLERES DE GUION CINEMATOGRAFICO

Es casi redundante con lo que venimos diciendo: lo que tenemos que hacer es construir. A mi entender esto nos libera de muchas ataduras pero sobre todo debería liberarnos de la creencia de que sólo se trata de inspiración y que una obra de arte es como un hijo.
UNA OBRA DE ARTE NO ES COMO UN HIJO, UNO JAMAS TIRARIA A UN HIJO A LA BASURA , sin embargo más de uno ha debido hacerlo con sus libros porque eran horribles o porque eran geniales y nadie los comprendía o por las dos cosas a la vez, paradoja o contradicción hermosa si las hay.
Nadie debería ser tan mala persona como para suicidarse porque a su hijo no lo aceptan en sociedad, sin embargo, más de un escritor se ha suicidado ante el rechazo de los editores.
La conjura de los necios, por dar un ejemplo, es un libro de éxito increíble, sin embargo, ante el empecinado rechazo de los editores de su época el autor John K. Toole decidió quitarse la vida.
Si su libro hubiera sido un hijo, John K. Toole debería haberlo acompañado en la desgracia o de lo contrario hubiera cometido, a mi entender, por lo menos, un acto de abandono. Acto de abandono que un objeto, porque un libro es un objeto por más signo positivo que queramos darle, puede darse el lujo de tolerar, pero un hijo, difícilmente.
Cuando me preguntan si me gustan mis libros o mi película yo respondo que me gusta CRIMEN Y CASTIGO, me gusta MAGNOLIA, me gusta LOS PUENTES DE MADISON, me gusta EL CASTILLO de Kafka. Mis libros y mi película son lo que yo pude hacer después de muchísimo trabajo y echando mano a todo lo que tengo para dar, que, espero mejore día a día (aunque podría ser que no).
Pero cuando me preguntan por mis hijos no digo que me gustan más los hijos de mi vecino, porque los amo de tal manera que eso los convierte en los seres más hermosos del universo. No puedo operarle a mis hijos el color de ojos ni la altura ni el carácter y ni siquiera se me ocurriría hacerlo. Pero un cuento, una novela, un guión. Uno puede descuartizarlo una y mil veces buscando la fórmula que le otorgue su máximo potencial.

sábado, 8 de septiembre de 2007

RESTAURANTE ´ LA CARMELA `

- DIA DE LA MADRE -

MENU ESPECIAL

MADRE AL HORNO CON PAPAS

HIJA MALTRATADA

- Doctor, mi padre me pegaba con un rebenque.
-¡¡Qué yegua!!

sábado, 1 de septiembre de 2007

LA SOLEDAD

EL JUEVES QUE VIENE SE ESTRENA - LA SOLEDAD - UNA PELICULA QUE NO PUEDEN DEJAR DE VER, ENTREN A
http://www.lasoledadfilm.com.ar/principal.html
NO DEJEN DE VERLA.
ES GENIAL
MAXI GONZALEZ
GENIO TOTAL !!!!

NADIE SONRIE EL SABADO POR LA MAÑANA (cuento)




Te gusta el color de tus zapatillas, cómo te queda la remera, las ojeras que han desaparecido esta mañana. Entonces salís a la calle y aspirás el afrodisíaco aroma matinal o el olor a bosta de caballo, según el barrio en que te haya tocado nacer, vivir o desarrollarte. Todo está fantástico o todo es un auténtico desastre y que no vivas en Irak no te asegura que llegues vivo al final de este día. Sin embargo, das el próximo paso. ¿Cuál es la ilusión? ¿Se lo preguntará este hombre? ¿cuál es la ilusión? Y quiero saber cómo se llama.
Me acerco y le pregunto el nombre. Es temprano, son menos de las 8: 30 del sábado y es demasiada la gente que aún está durmiendo, sobre todo en mi casa, pero salí a dar una vuelta para que mi perro haga sus necesidades. Salvo la chica de la limpieza en casa soy el que más temprano salta de la cama.
Señor, ¿cómo se llama?
Augusto.
Vaya nombre! Por ponerlo en términos de traducción mexicana. Augusto. ¿Y porqué sonríe esta mañana?
Caminamos a la par. Me pregunta porqué no soy una mujer joven y hermosa en lugar de este viejo recalcitrante que soy. Simplemente le respondo que no lo sé. Si fuera una mujer joven y hermosa estaría durmiendo en bombacha frente al espejo de modo que quede bien visible la raya del culo.
Pero sería su propio culo!
Es cierto, le digo, es una lástima que a nadie le interese la propia raya de su propio culo.
Seguimos a la par. Augusto lleva una gorra tejida negra y blanca, de círculos concéntricos. Me dice que anoche tuvo un sueño, casi estaba por despertar y un ángel bajó del cielo o subió del infierno y le dijo que ese sábado apenas saliera de su casa para leer el diario y tomarse el consabido café con leche con una medialuna de manteca, una mujer joven y hermosa se le acercaría y le preguntaría su nombre, caminaría junto a él por las veredas del barrio, hasta el bar, lo acompañaría tomándose un cortadito suave con sacarina y antes del mediodía terminarían en la cama. Al parecer había sido un sueño mucho más realista que un simple sueño: había sido un mensaje, una premonición, una anticipación. Bien, bien, lo detuve, no hace falta buscar tantos sinónimos.
En español no existen los sinónimos, dijo, apenas las ideas afines. Resultó ser, además, profesor de literatura.
Me vi obligado a confesarle mi animadversión hacia la literatura.
¿Porqué la odia?
No hay obligación de saber porqué uno odia las cosas ¿o sí?
Yo odio que usted no sea la mujer hermosa de mi sueño. Es un viejo carcamán igual que yo, encima acompañado por un perro pulgoso ¿nunca se le ocurrió conseguir un perro como la gente?
Morfeo se dio por aludido, pegó el trasero contra la vereda, dio las cuatro vueltitas de rigor y despachó una retahíla de heces amarronadas de dudosa consistencia. Augusto me miró como si yo fuera culpable de algo, pero por suerte estaba preparado: saqué la bolsa de nailon del bolsillo de la campera, me la coloqué a modo de guante y junté los excrementos. Continuamos caminando.
En el sueño, que más que sueño era una anticipación, la mujer se parecía a Scarlett Johansson y se me acercaba sorprendida por lo inexplicable de mi sonrisa, una sonrisa tan temprana, y un día sábado.
¿Por eso sonreía?
Sonreía por el sueño, por lo divertido y por las dudas, y entonces apareció usted.
Que no me parezco a Johansson.
Y anda con este perro desagradable.
La avenida queda a dos cuadras. Me pregunto si estoy obligado a desayunar con él. Es inevitable, también, pensar en los avatares de esta mujer tan hermosa que todavía no se le presentó esta mañana. ¿Y si se le presentara ahora? ¿Y si el sueño, anticipación o lo que fuera no estaba dirigido a él, sino a mi? Después de todo había sido yo la persona con generosidad suficiente como para acercarme a él, a Augusto, y preguntarle por una simple sonrisa matinal, como si nadie sonriera por la mañana en este mundo. La verdad: nadie sonríe por la mañana en este mundo.
Mientras avanzábamos, y mientras Morfeo correteaba de aquí para allá porque yo había decidido soltarlo de su correa, sentí envidia de las zapatillas de Augusto, no sé si eran las zapatillas en sí o la forma elegante en que las llevaba. Augusto es un tipo alto, al menos más alto que yo, y tiene mucho más pelo y su espalda es recta como una tabla y con sólo verlo uno ya sabe que dispone de una serie de conocimientos, algún que otro éxito y un poco de dinero. Y si fuera mucho dinero tampoco me sorprendería.
Si bien las palomas a veces son un asco y mucho más cuando revolotean en cercanías de la basura, me reconfortó ver una bandada cinco o seis pasos delante de nosotros, disputándose un paquete rotoso de harina de maíz. Atravesar una bandada de palomas te hace sentirte menos miserable, mucho más si entre las blancas y pequeñas parloteadoras hay una azul horrible de las grandes, esas que hinchan el cogote como gansos asustadizos y sobrevuelan a saltitos sus misérrimas patitas: cuuhúu…cuuhúu
Llegamos a la avenida y entramos juntos en el café. Yo no tenía dinero porque nada más había salido a pasear a Morfeo, pero lo até con su pretal a una columna de alumbrado y entré con Augusto, y me senté enfrente de él en la misma mesa. La verdad que en ningún momento me hizo sentir que lo estuviera molestando.
Volviendo a Scarlett Johansson. Me dijo antes de pedirse el café con leche. No me preocupa tanto que usted no sea ni se le parezca, que sea un viejo, que pasee un perro horrible, me preocupa que quiérase o no, lo acepte o no, usted es el resultado de ese sueño.
Miré hacia la puerta de entrada y pregunté ¿Qué pedía la hermosa mujer rubia en esta mesa?
Un cortadito liviano con sacarina, si mal no recuerdo.
Así que Augusto pidió su café con leche con una medialuna de manteca y yo mi cortadito liviano con sacarina, para empezar a ordenar las cosas. A través de la vidriera veíamos a Morfeo ladrándole a la asquerosa bandada de palomas. Morfeo sólo ladra cuando tiene miedo, y casi siempre tiene miedo, le tiene miedo a todo. Pero le gustan las medias sucias, busca medias sucias por toda la casa y se las lleva a la boca y las mastica como si fueran chicle, o huesos, o quién sabe qué, pero lo cierto es que le gustan las medias sucias.
Yo tengo un hongo en una uña del pie, le dije a Augusto, que al principio no comprendió el porqué del comentario, entonces le expliqué sobre Morfeo y su gusto por las medias sucias.
Aha…ahá…, Augusto y ese aire de catedrático que ya empezaba a molestarme.
Mis medias, a causa de ese hongo, que tengo en el dedo gordo del pie izquierdo, y es raro porque no se contagia a ningún otro, tienen un olor espantoso. Todas mis esposas se han quejado del olor de mis medias pero yo nunca supe cómo solucionarlo ¿usted piensa que no lo hubiera solucionado de ser posible? ¡Claro que sí!
Exageré con énfasis inusitado el ¡CLARO QUE SI! Una fuerza proveniente de cientos de humillaciones, mis mujeres cada mañana gritando atrocidades sobre el olor de mis medias, aunque no eran las dos medias, era sólo una, pero a tus esposas no les importa si el olor a hongo proviene de una media o si proviene de dos ¡Cómo si fuera lo mismo! ¡hay un ciento por ciento de diferencia! ¡No es lo mismo uno que dos! ¿Acaso no lo entienden?
Yo tuve un hongo una vez, dijo Augusto. Pero habló de ese hongo con suficiencia, como cosa de pasado, de un pasado remoto, un pasado superado gracias a su eficacia para dar por tierra con los problemas. Yo en cambio, a esta altura de mi vida seguía lidiando con mi hongo. Ahora resultaba claro, por fin las cartas estaban echadas sobre la mesa: él triunfaba en la vida, podía con los hongos de sus pies y todas esas cosas, en cambio yo no. Todo estaba dicho con muy poco.
En fin, que Morfeo disfrutaba increíblemente de mis medias con olor a hongo, esos que salen bajo las uñas y las ponen verdes y quebradizas.
¿Qué habrá del sabor?
Creo que en toda la mañana había sido la primera frase simpática. No podía culparlo, después de todo había aparecido yo en lugar de Scarlett Johansson. Pero cuando habló del sabor del hongo de mi uña del dedo gordo del pie izquierdo, aceptando que su sabor podía resultar agradable para Morfeo, me sentí, en cierto sentido, reconciliado con Augusto y con la vida.
Llegaron los cafés y la medialuna.
¿Seguro que no quiere una? Son muy frescas.
¿Qué hubiera respondido la Johansson?
En el sueño sólo aceptaba el cortadito con sacarina.
Respetamos entonces las pautas.
Augusto dijo que acostumbraba leer el diario de los sábados pero que por mi presencia hoy no lo haría.
Lea nomás si gusta.
De ninguna manera, además todos los sábados los diarios dicen las mismas cosas, las mismas noticias, a veces sospecho que el diariero me entrega siempre el mismo ejemplar, que me está estafando.
No necesitan estafar con eso porque los diarios que no se venden se devuelven cada día al distribuidor. No hay pérdida posible.
¿En serio?
Claro.
¿Seguro?
Seguro.
Entonces es increíble ¿cómo puede ser que en el mundo pasen todos los sábados las mismas cosas?
Los viernes, le dije, porque los sábados se cuentan los sucesos de los viernes.
Pero los domingos es los mismo, y todos los demás días.
Nos quedamos pensando un largo rato mientras los cafés se enfriaban en sus pocillos. La respuesta era obvia: los que nos estafaban eran los periodistas. Es decir, una estafa menor relacionada más que nada con la falta de ganas de escribir una y otra vez sobre hechos que se parecían entre si, entonces hacía años que entregaban las mismas notas, las mismas noticias. Quién podía saber cómo estaban las cosas en el mundo si uno lo miraba con sus propios ojos.
Tal vez con alguna pequeña modificación. Dijo Augusto.
Es probable, dije, para engatusar a los jefes de redacción.
Serán fáciles de engatusar a las dos de la mañana, cuando se cierran las ediciones ¿o no?
Ni que lo diga.
Morfeo ya estaba desesperanzado. Su esencia perruna lo obliga a creerse atado a esa columna de alumbrado para siempre. ¿porqué mi amo me dejó aquí? ¡Dios mío de los perros ayúdame! ¡No tendré comida ni agua! ¡No tendré sexo!
Morfeo nunca tuvo sexo así que estaba dramatizando. Yo siempre creí que sólo los humanos dramatizábamos, pero ahora resulta que también los perros. Se echó en la vereda, bostezó, se paró en dos patas al paso de una viejita de esas que aman a los perros ajenos. La viejita le concedió una caricia y continuó su camino.
Sin embargo, dijo Augusto, extraño leer el diario, falta sobre la mesa.
Y entonces léalo. Me sentía henchido de ánimo. En realidad le dije: ¡ENTONCES, LEALO!
No tendría que haber sido tan efusivo, porque para bajar el tono de la conversación me preguntó cómo me llamaba. Es que Augusto no estaba acostumbrado a que le dieran órdenes, y ni siquiera estaba acostumbrado a que le levantaran el ánimo. A él le gustaba tomar exámenes, poner calificaciones, hacerse notar con sus alumnas. Podía imaginarlo humillando a sus alumnos varones con una mirada de harpía por encima de sus anteojos ¡aunque ni siquiera necesitara usar anteojos! Se los ponía para darse importancia. Para humillar a sus semejantes, que él, por supuesto, no consideraba semejantes. Dígame, alumno ¿Esto es todo lo que puede referirme sobre el Quijote? ¿Qué le importaría sobre el Quijote a ese pobre alumno de quince años preocupado porque su novia estaba a punto de perder la virginidad con su primo de veinte? Ese chico estaba enamoradísimo de su novia quinceañera pero apenas estaba aprendiendo a toquetearla. ¿Quién era Augusto para humillarlo de semejante manera? La novia quería hacerlo con él pero su primo de veinte años sabía cómo hacer para humedecerla, había sacado el sexo afuera del pantalón y le había hecho sentir que era un animalito tierno y amigable. Este pobre alumno, en cambio, este pobre ser humano que no sentía el más mínimo interés por el Quijote había desplegado un animal alarmante e inquieto, fuera de todo control, de toda diplomacia. Las mujeres aman la diplomacia sexual, la necesitan encarecidamente, pero un chico de quince años a quien se le exige una monografía sobre el Quijote no tiene porqué saberlo.
Me llamo José, me dicen Pepe.
Augusto me miró con ternura. Él se llama Augusto y yo me llamo Pepe. Así son las cosas.
No van a creerlo, pero la mujer rubia se corporizó del otro lado de la vidriera y se agachó para acariciar a Morfeo. Morfeo le lamió las manos y la mujer rubia le besó el hocico. Morfeo feliz, nosotros estupefactos.
Cualquiera podría intuir y divagar aquí sobre el problema de las juridicciones. La mujer rubia pertenecía al sueño de Augusto pero Morfeo era `mi ´ perro, sin decirnos nada, todo estuvo expuesto desde la primera mirada entre nosotros, y eso que la mujer rubia por el momento no era más que una espalda metida en un traje de gimnasia, esa era la única perspectiva que teníamos, quién sabe cómo ni porqué, ya lo dije, se había corporizado del otro lado de la vidriera, seguramente mientras nosotros divagábamos sobre la nulidad que significa una monografía sobre el Quijote para un chico de quince años.
La mujer rubia se incorporó por fin, y se dio vuelta hacia nosotros. No tenía más de veinticinco años y ciertamente, tenía un ligero aire a Scarlett Johansson. Sonrisa de diamantes, labios en verso. Nos señaló preguntando ¿El perrito es de ustedes?
¿Al pobre Augusto no le habría quedado mucho más que la ilusión de su nombre grandilocuente? Bastó echarle una mirada para sabe que la cuestión de la soberanía no se zanjaría tan fácilmente. ¡Pero es casi una niña para nosotros! ¿Qué estamos disputando? Ninguno de los dos dijo nada, pero respondimos que sí con la cabeza y quién sabe qué expresiones de viejos inescrupulosos y la mujer rubia preanunciada en el sueño de Augusto, el único hombre que sonreía en la mañana del sábado, entró al café y se dirigió a nosotros.
¿Es de ustedes el perrito?
Es mío, sí.
Le estoy buscando pareja a mi perrita de la misma raza. Está en celo y aúlla pobre ángel mío, noche y día.
No me había parecido que este perro fuera de ninguna raza, dijo Augusto en lo que se avizoraba como un primer paso en el reconocimiento de su derrota.
¡¿Cómo no?!¡¿Cómo no?! La hermosa chica rubia tomó asiento en la mesa sin pedir permiso. Qué sé yo, las mujeres rubias, jóvenes y hermosas no necesitan pedir permiso para sentarse en ninguna parte.
El mozo se acercó y la chica ordenó su cortadito con sacarina, lo cual me habilitó para pedir, por fin, mi medialuna. La puesta en escena del sueño, de la anticipación o de lo que fuera, ya no dependía de mis acciones, de mis privaciones, de mi desesperanza.
¿Y? Preguntó la chica ¿Podrá hacerse lo de los cachorritos?
La juventud es un hecho abominable, una desviación de la naturaleza, una mentira, una vergüenza, una calamidad. Basta ver un hombre con las palmas vueltas hacia arriba bajo una lluvia torrencial para conocer, en forma definitiva la burla barata a la que te enfrentas TU, que crees ser joven. ¿Cómo podía decirle semejante barbaridad a la pobre chica? Lo único que hice fue apreciar su perfil aniñado y casi perfecto, su nariz respingada, el bello a contraluz que realzaba su belleza de la misma manera que en una mujer anciana hubiera multiplicado su fealdad. Augusto había perdido toda compostura y saltaban como lágrimas desde sus ojos los deseos imperdonables de engatusarla. ¿con qué palabras?¿con qué gestos? ¿Con qué conocimientos? En el sueño se la llevaba a la cama, pero aquí, definitivamente, no lo haría.
Al margen de toda voluntad, Morfeo aguardaba afuera sin más esperanza que un condenado a muerte mientras la chica bebía en dos sorbos su cortadito con sacarina y anotaba su número de teléfono en una de las servilletas de papel.
En fin, si se deciden por lo de los cachorritos por favor llamen. Y se fue, llevándose con ella todo un universo.
Pasaron como veinte minutos hasta que uno de los dos preguntó: ¿y ahora qué hacemos?
¿El amor con nuestras esposas? Es un asco. No importa quién dijo cada cosa.
Salí del bar, rescaté a Morfeo de su abandono definitivo y vi a través de la vidriera cómo Augusto pedía un diario al mozo y lo abría sobre la mesa. ¿Los periodistas inventan todo lo que ocurre en el mundo?
Después de todo. A quién le importa,

LAS MUJERES

Me siento más atraído por las mujeres. Las encuentro más grandes que los hombres. Desde el comienzo mismo de la vida, ves a los chicos que se pelean, mientras que las niñas son muy dulces. Las mujeres son más civilizadas, gentiles, interesantes y divertidas porque son más complicadas y más emocionales, mientras que los hombres intentan mostrarse fuertes y ocultar sus emociones.
WOODY ALLEN