sábado, 22 de mayo de 2010

DIA 7 //// YO SIEMPRE QUISE SER UNA MUJER HERMOSA

¡Buenos Aires! Partido de Malvinas Argentinas. Villa Mayo: el culo del mundo. Así comienza la etapa urbana de esta aventura, con nuestro Fotógrafo de Foto Fija perdido en los fondos del conurbano y la cámara (la PRINCIPAL, no la de foto fija) demorada en el baúl de su Peugeot 207 celeste. Cuando llego al set todos tratan de explicarme el porqué del atraso, pero yo mismo estoy demorado en mi reacción mental cuando saco cuentas y en el set hay el doble de equipo del que teníamos el viernes. El doble de gente dando vueltas por el parque de la locación hotel. Imagino que habremos agregado algunas escenas de acción sin que nadie me lo avisara o una de estadio de fútbol como en El secreto de sus ojos . Pero enseguida me desentiendo de cualquier tipo de análisis y trato de concentrarme en lo que hay que hacer. Lo primero que hay que hacer es que la mayor parte de esa gente salga del plató, de lo contario será imposible realizar ninguna escena, ninguna película. Alicia La farolera se desespera por explicarme el porqué de la demora como si ella tuviera la culpa, pero, pase lo que pase, yo ya sé que ella será la primera en sentirse responsable pero la última en tener alguna culpa de nada.
Hoy es el día de las chicas. Cuando hice el casting para esta película soñé con que alguna de las actrices que hicieran de acompañantes en la película (Gisela y Nina) se enamoraran del talentoso director que soy o por lo menos tuviéramos un afaire. Pero no resultó. El grave error de casting fue buscar chicas comprometidas o el grave error es que yo no sea más joven y buen mozo, con diez centímetros más de todo estaba hecho. ¿A esta altura a quién le importa? Lo cierto es que el ardid no resultó. Para ser justos, casting y protagónicos de cortos dieron en ese sentido muchos mejores frutos, pero ya es tarde, ahora lo único que queda por delante es hacer una buena película y seguir envejeciendo. Lo que sí quiero aclarar es mi rencor porque siempre son las mujeres las que elijen. En ese estricto sentido es que Yo siempre quise ser una mujer hermosa.
Uno de los motivos por los cuales habíamos elegido esta locación era su perfección para las tomas de sonido. Apenas oímos algún pájaro a lo lejos, un melancólico ladrido, el zumbido de una abeja exploradora. Pero en cuanto fuimos a grabar la primera toma supimos cuán cerca estábamos de Campo de Mayo y cuántos aviones y helicópteros se están moviendo en su entrenamiento y entretenimiento para festejar el bicentenario de nuestra Nación. Si hubiéramos estado filmando Pelotón o Vivir al límite no habríamos necesitado agregar banda sonora. Sólo faltaba la música de Wagner desde los helicópteros y cartón lleno. Así que señores, a doblaje. Cuando terminaron de pasar todos los ejemplos de aparatos voladores que se les pueda ocurrir, una cuadrilla de la municipalidad de Malvinas Argentinas se puso a trozar dos árboles (el asistente de producción dijo dos para tranquilizarme) que impedían el paso en alguna calle tan cercana a nosotros como para que no oyéramos nuestros propios gritos bajo el estruendo de las motosierras. Entre unas cosas y otras la jornada se nos fue demorando.
Pero íbamos bien.
Las buenas actuaciones de Ferrigno y Levy en las escenas de piscina más cierta impronta de buen entendimiento para improvisar puestas sencillas pero efectivas entre Gallo y yo, nos sacaron del atolladero. En cierto sentido fue bueno porque la puesta tomó otra dinámica, no tanto plano y contraplano exigiéndole un poco más a mi ilusionado y convulsionado talento de cineasta.
A la hora del almuerzo parecía que estábamos festejando navidad en Clo Clo, yo no creo que hubiera vajilla para tanta gente y mucho menos provisiones, pero al final sí hubo o me mintieron. Me senté junto a Alicia porque es una persona que me transmite tranquilidad. Además, en caso de haber una catástrofe y si el mundo se convirtiera en algo mucho más agresivo e interesante de lo que es ahora, imaginemos: un tsunami aunque estemos en un área mediterránea o un terremoto bestial aunque estemos en plena llanura, no sé, alguna contingencia en la cual sólo quedáramos en condiciones de competir por la comida unos pocos sobrevivientes, yo quiero tenerla de mi lado porque: 1) estudia artes marciales y 2) Es muy organizada y los víveres que rescatemos los hará rendir para varias semanas.
Esa era la sensación que tenía a la hora del almuerzo ¿para qué voy a mentirles?
Después, la amenaza de lluvia y las primeras gotas de la tarde lograron arrancar de la modorra a buena parte del equipo.
De todo esto el mayor aprendizaje es que casi estamos filmando con velocidad de televisión que estamos tirando más planos de los que imaginábamos. Hoy, la verdad, nos dedicamos más que nada a las partes de comedia y a los culos. Uno siempre debería dedicarse en la vida a las partes de comedia y a los culos, pero terminás siendo Sofovich o Tinelli y lo único que te queda es casarte con mujeres hermosas por dinero. Es decir, mujeres hermosas que vienen a ti por tu dinero (así lo diría Alicia). Esa onda nunca me copó. Siempre he soñado con el auténtico amor, como el amor al cine, por ejemplo, ese que te hace filmar a pesar y a causa de todos los inconvenientes que se juntan durante semanas, como en una bolsa o una bala de cañón, para desprenderlas con un solo golpe, sobre tu ajetreada cabeza.

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